Cuando me asalta un
pensamiento irracional, mi cerebro se pone en alerta.
¡Hey!. ¿Pero cómo puedo
estar pensando eso? Me digo a mi misma.
Inmediatamente, procuro
racionalizar el porqué de esa situación y que me la ha provocado.
Cambio el chip, para empezar a pensar en positivo y no dejarme llevar
por sentimientos y pensamientos que no van para nada con mis ideales
y conciencia social.
El hombre es racional e
irracional a la vez.
Es racional cuando sabe
distinguir el bien del mal, cuando domina su instinto salvaje.
Controla la realidad de lo que le rodea y difícilmente se deja
manipular por la sociedad embaucadora, sea política, comercial o
religiosa.
Mientras que los irracionales,
ante circunstancias adversas, las juzgan de apocalípticas. Está
cargado de prejuicios, con una estructura mental frágil, vulnerable
y sugestionable. Sus respuestas son más emotivas y subconscientes.
Cuando sufre una alteración
en su vida rutinaria lo trastorna, llevándolo al pánico y entonces
tiene poca capacidad para distinguir la ficción de la realidad.
Al no tener criterio ni
pensamientos propios, se convierten en fanáticos y blanco fácil de
los manipuladores.
Cuando los manipuladores
utilizan los complejos ocultos, los deseos de poder, los deseos
reprimidos, las insatisfacciones de la vida de los irracionales,
estos no ven más que esa fuente de información y no buscan fuentes
alternativas, para comprobar si lo leído o escuchado es cierto.
La irracionalidad ha llevado al despeñadero a naciones enteras, como en el caso de la Alemania de Hitler, donde reinaba la sed de poder, prejuicios raciales y mesianismos, entre otras desgracias humanas. También tenemos la tragedia de Jonestown, en la que más de 900 miembros del llamado Templo del Pueblo (People's Temple), se suicidaron.
Para evitar todo esto,
deberíamos desarrollar el diálogo, las discusiones de grupo,
debatir entre nosotros para que los ciudadanos aprendamos a ser
tolerantes, a respetar los puntos de vista de los demás y así
reducir los procesos de pensamientos irracionales.
Y también decirse de vez en
cuando...
¡Hey! ¿Pero cómo puedo
estar pensando eso?